“No hay peor ciego que el que no quiere ver”
Análisis de Libro “El Lazarillo de Tormes”
Un héroe literario anónimo nos
narra la historia de un hombre llamado Lázaro de Tormes, de padre huérfano y
con una madre que al no poder mantenerlo, lo pone al servicio del mejor postor. La
historia narrada en primera persona, como si fuera una carta, destaca las
cualidades de aquel niño ingenuo y pícaro; al cual, el destino le tenía
preparado el papel de mozo. Para su mala fortuna, le tocó vivir en una época en
la que la burguesía tenía todos los beneficios económicos, políticos y
sociales; y el pueblo sufría de hambre y sumisión.
Es un ciego su primer amo, muy
astuto, que con engaños sacaba ventaja de quien se le atravesara en el camino; era
avariento, ambicioso y cicatero. Lazarillo, a su lado vivió peripecias y muchas
carencias, pero con él aprendió a
defenderse, haciendo valer lo único que tenía, su dignidad. Su segundo amo, no
estaba nada lejos de la maldad del primero, era un lobo vestido de oveja; como
se dice en el lenguaje vulgar, comía santos y cagaba diablos. Era un clérigo o sacerdote,
al cual la mezquindad lo caracterizaba, en extremo. Lazarillo con él, solo
experimentó hambre y sed, mucha. Era tanta la necesidad de comida de lazarillo,
que le tuvo que robar a este sacerdote inhumano pizcas de pan, lo cual solo le
valió un gran golpe en la cabeza y el abandono.
Un escudero de buen ver, al
parecer de familia bien y poseedor de riqueza, es su tercer amo; pero la realidad
era todo lo contrario, ya que la pobreza la tenía latente en su vida. Llevaba
una doble vida, una de apariencias, en la cual se presentaba ante el pueblo
como un caballero de buen vestir, como existían en ese entonces, pero que al
llegar a su posada esa fantasía acababa hecha trizas. Lazarillo en vez de
recibir pago por parte de este escudero, él le daba; se encargaba de conseguir la
comida, para calmar la falta de alimento
en el estomago de ambos. De poco y de nada le sirvió ese amo, tal vez solo para
darle a conocer al niño la hipocresía con la que se vivía en las grandes sociedades.
Del cuarto amo que era un fraile, poco se sabe; esa parte del libro no está
clara, parece ser que la santa inquisición hizo de sus fechorías para que no se
diera a conocer el actuar de este. Un buldero fue su quinto amo, lazarillo
cuenta que este solo se dedicaba a estafar a los pueblos, hacía negocio con las
bulas papales; lo describe como el más desvergonzado y despiadado de todos su
amos.
El sexto hombre al que
lazarillo sirvió, fue un pintor, del cual no se conoce casi nada, solo narra
que recibió malos tratos y por eso le dejó. El siguiente en la lista, fue un capellán,
el cual le dio un trabajo y trato digno. Le enseñó a ese joven lazarillo un
oficio que sin duda fue la pauta que le abrió las puertas para crecer laboralmente. Su siguiente amo, el octavo, fue un alguacil;
del cual se aleja, al pensar que este hombre y su trabajo eran algo peligrosos.
Es el arcipreste de San
Salvador su último amo, con el cual trabajó y en donde encontró entre las
criadas de este, a la mujer que elegiría como su acompañante de vida, y a la
cual amaba más que a sí mismo. Por fin, el lazarillo encuentra su felicidad y
estabilidad; la mezquindad, la maldad y la soledad quedan atrás. Solo queda el
aprendizaje de su vivir.
La historia ya conocida nos
remonta al siglo XVI, donde la sociedad tiene una muy marcada desigualdad. El
libro en sí, representa una crítica social de las clases sociales, de la
corrupción de la iglesia, de las apariencias sociales; algo no muy alejado de
nuestros tiempos. Temas vivos como heridas sin cicatrizar, que nos muestran el
como un niño echado literalmente al viento, busca en solitario la tan anhelada
felicidad.
La narración nos muestra
claramente el actuar de los hombres de “dios”, que utilizando ese “poder” concedido
en la jerarquía social, abusan de los creyentes y de su sufrimiento para
obtener grandes ganancias y riquezas. Bien dicen que en el nombre de dios se
han cometido los más grandes males en la humanidad. Fue lo anterior, lo que probablemente,
ocasionó que esta novela picaresca estuviera prohibida durante muchos años en
España.
En conclusión, el Lazarillo de
Tormes nos da una muestra de lo que era y es la sociedad. De la pobreza humana,
material y espiritual que existe, sin importar los siglos que pasen; y que en
ocasiones nos puede parecer muy ajena, claro, dependiendo de nuestra situación,
pero que no se puede ocultar.
Lazarillo, nos llama, a no
darnos por vencidos; a dar siempre la mejor cara frente a la adversidad. No
importando todo lo malo que nos suceda en la vida, siempre tendremos la oportunidad
de transformarlo en algo positivo, que nos sirva en un futuro para
mejorar. Por otro lado no podemos
minimizar lo que este ser, a lo largo de su caminar sufre; esos maltratos que
menciona, no los debería de padecer nadie, mucho menos un niño. Aquí se hace
muy visible, ahí está, ahí ha estado siempre; son la falta de empatía y la
discriminación que nos impide avanzar como sociedad. Solo queda la reflexión y
el análisis, para hacer el cambio o seguir con la omisión.
Las vivencias de lazarillo
seguramente siguieron, esperando que sean para bien; pero por lo pronto, para conocerlas,
tendremos que esperar a que estas lleguen a Vuestra Merced.
Mientras tanto, tenemos muchos
lazarillos en el mundo para acoger, y a los cuales, por lo menos moralmente
socorrer.
“Cuantos
debe haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismo” (Anónimo,
cita tomada del libro “El lazarillo de Tormes” año 1553)
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Hola compañero, tus comentarios son muy precisos y coincido en la enseñanza que deja Lázaro, como mencionas, de seguir ante la adversidad a pesar y de su dura adolescencia, el hambre y sufrimiento que vivió, observó, aprendió y buscó lo mejor para él, conoció un mendigo que le enseño a ser discreto y humilde, un cura sin escrúpulos, un escudero orgulloso, un doctor embaucador de quienes detectó prácticas que no iban con su actuar, sabemos que tenía un ideal y por su perseverancia logró. Muy nutrido y fácil de comprende tu escrito.
ResponderEliminarMuy atinado y claro en tus palabras compañero,la obra resulta demasiado cruda y realista,tanto que nos invita a realizar un examen de conciencia para visualizar aspectos de nuestra sociedad que damos por hecho pero en la que pocos tomamos actuar.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJorge he disfrutado tu post, porque buscas resaltar la humanidad de los personajes de las obras literarias que analizaste. Como bien mencionas en tu comentario, es indiscutible que Lázaro es un claro ejemplo de resiliencia al salir avante ante tantas situaciones difíciles a las que se enfrentó desde su infancia. Por ello creo como bien mencionas, exhortar para que empecemos a desarrollar y actuar con empatía ante el sufrimiento humano, y con ello dejar de “huir” es decir, ya no perder tiempo en criticar a la sociedad por lo que no hace, sino debemos iniciar con nuestras propias acciones. ¡Felicidades!
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