viernes, 23 de abril de 2021

Artículo de Opinión

                                    «La compasión que tenemos del mal ajeno, no se mide por la cantidad de este mal sino, por el sentimiento que atribuimos a los que le padecen.»

Juan Jacobo Rousseau

 Las pausas de la educación: ¿por qué tengo que estudiar, si no voy a la escuela?

Creo que toda persona que se dedique a la educación debe enfocarse a conocer lo que aflige o preocupa a la sociedad, y quizás por esta razón de manera constante me cuestiono sobre lo importante que es EDUCAR PARA LA VIDA, esta idea probablemente en los últimos meses ha sido más recurrente, quizás por la situación de pandemia que estamos viviendo la  cual lamentablemente, ha dejado un escenario de duelo en la sociedad mundial ante la pérdida de tantas vidas, pues todavía resulta imposible de creer que muchas de estas personas previo a la propagación del coronavirus, contaba con excelente salud sin embargo ya no están.

Ante esta situación, en la que  ha prevalecido la incertidumbre y el desconcierto, en mi rol como madre quisiera tener la certeza de que mis hijos durante sus años de formación reforzaron los valores adquiridos en el hogar y aprovecharon su estadía escolar para acumular conocimientos que les permitieran desenvolverse en una sociedad la cual se encuentra en un permanente vorágine de cambios que debemos enfrentar, aplicando lo aprendido y desarrollado de manera gradual, habilidades socioemocionales que  permitan enfrentar los desafíos que se presenten. Quizás para muchos de ustedes, mi postura es un tanto ilusoria, sin embargo, creo que la mayoría estará de acuerdo conmigo, con respecto a que estamos viviendo un momento único y trascendental en la historia de la humanidad, y que hasta el momento seguirá prevaleciendo por tiempo indefinido, pues aún se desconoce los retos que seguirán presentándose y para lo cual tenemos que estar preparados de manera integral.

Es por ello que, al desempeñarme como profesora, en una secundaria ubicada en un contexto social de bajos recursos, siento el compromiso de brindarles a mis alumnos conocimientos que les sean útiles, adaptables y prácticos, mismos que les permitan desarrollar sus capacidades y habilidades para afrontar los cambios inesperados que día a día se presentan, y para lo cual desde el inicio de la pandemia, su primer reto como alumnos al dejar de asistir de manera presencial a la escuela, fue ubicar en su casa el nuevo espacio de aprendizaje, espacio que ellos creían lo utilizarían por unos cuantos meses, sin embargo, este tiempo se extendió pues ya ha transcurrido más de un año. Otro cambio al que tuvieron que adaptarse, fue el incremento en el número de mentores, pues se sumaron los conductores y locutores de los medios comunicación masivos como la TV y el radio (Aprende en casa 1,2 y 3) aunado a los profesores de cada una de las materias y en algunos casos también algún miembro de la familia que se comprometió a brindarle acompañamiento para guiarlo con las actividades de aprendizaje. Además, lograron reforzar otras competencias como lo fueron, el mejorar sus habilidades tecnológicas teniendo adaptarse, por ejemplo del formato de entrega de tareas, pues cambió de ser papel a convertirse en un recursos digital (foto, video, audio), también las nuevas funciones de sus teléfonos dejaron de ser exclusivos medios de entretenimiento y comunicación, para convertirse en su principal herramienta de aprendizaje, y así podemos continuar, mencionando las adecuaciones y experiencias que se han generado durante el transcurso del ciclo escolar. Sin embargo, en este espacio quiero abordar otra  aspecto que ha sido tema de controversia, que es  si los tienen la suficiente madurez para asumir la responsabilidad de formarse de manera autónoma que en el caso de los alumnos  de secundaria oscilan  su edad en el rango de 11 a 15 años edad,  esta situación trae a mi memoria la obra magistral de “Emilio o de la educación” pues en este texto, donde Rousseau expone la importancia de educar a los niños hasta los 12 años de edad siguiendo su naturaleza y por naturaleza, debemos concebir que lo deben aprender como algo inherente, es decir que de ellos surja el interés de hacerlo por necesidad y no por obligación, es este punto, lo que a me inquieta, pues actualmente muchos alumnos han optado por eludir su educación al mostrar poco o nulo interés en continuar aprendiendo, situación que no está acorde a las exigencias de los tiempos actuales, pues se requiere adquirir conocimientos y desarrollar habilidades, y no dejarlas de lado  por la procrastinación, pues la excusa por parte de algunos alumnos es, que retomarán su educación al regresar a clases presenciales al no estar de acuerdo de que aprender dependa de su trabajo y organización desde su casa. Al optar los estudiantes “pausar su educación”, es decir, dejar de entregar tareas y mantenerse incomunicados en los diferentes espacios de aprendizaje, en otras palabras dejar de aprender, me intriga pensar  si la máxima del pedagogo Rousseau aplica en este momento “la costumbre adquirida por la fuerza deja de actuar”, frase que relacionaría con lo antes descrito, pues si el alumno aprende por obligación más no por convicción, entonces se requiere de contar con acompañamiento que lo guie y no dejarlo solo en su educación, sin embargo Rousseau también mencionaba en esa obra los tres tipos de educación: la otorgada de manera innata y que al paso del tiempo se desarrollaría de manera natural (educación de la naturaleza), la educación de las cosas que se adquieren por la experiencia con las mismas, y finalmente la educación de los hombres, que se enfoca en la importancia de transmitir conocimientos a través de las habilidades didácticas del profesor, situación que en este momento crisis de salud mundial,  se suma a ella la necesidad de que los educando cuenten con el acompañamiento en casa, resultando crucial identificar qué es lo que le impide al alumno cumplir con su formación, pues debe contar con más de un preceptor que debe motivarlos a continuar cumpliendo con sus asignaciones ya que no es un rol exclusivo que solo debe asumir el docente, sino que el alumno  debe contar con la guía y la atención del padre, madre o tutor puesto que en la actualidad resulta imposible que los alumnos de este nivel educativo  “aprendan por sí mismos cuando su naturaleza lo emane”, como lo proponía Rousseau, debido a que ocasionaría  un retroceso en su educación, por lo que no se le debe otorgar la libertad de decidir,  si quiere o no aprender. Ante este escenario, es necesario contar con la guía/acompañamiento de más de un preceptor, para lograr como decía Rousseau “convertirse en ciudadanos libres, dueños de su destino y detentadores de la soberanía”, lo cual le permitirá contar con conocimientos y habilidades para tomar decisiones que aporten a su vida.  

Finalmente, creo importante acentuar que este texto no es una crítica con respecto al incumplimiento de los deberes de los alumnos de educación secundaria, puesto que  podemos encontrar situaciones similares en cualquier nivel y en otros contextos educativos, ni tampoco se está señalando a los docentes de que estamos o no, aplicando estrategias didácticas inadecuadas, o que hemos dejado de insistir  con aquellos alumnos que no  han respondido a unirse a los cursos para continuar aprendiendo, mucho menos asumir que la responsabilidad de la educación de los alumnos en este momento de confinamiento recae únicamente en lo padres o tutores, este artículo surge por la necesidad que tenemos de apoyarnos como sociedad para buscar soluciones con respecto a lo que está ocurriendo, puesto que cada día que transcurre se incrementa el número de  alumnos que ha dejado de lado el compromiso que tienen consigo mismos para seguir educándose, pues han tenido a tan corta edad la capacidad de decidir dejar de cumplir con sus asignaciones escolares y no porque no comprendan, sino porque en algunos casos es más fácil no hacerlo, y es por ello que considero que todavía estamos a tiempo de actuar para que sigan preparándose para el futuro ya que la mayoría de ellos ya no se encuentra como menciona Rousseau en edad de “caer en contradicciones” pues tienen la capacidad de aprender y de añadir conocimientos mediante la educación que se le brinda, que seguramente no se imparte en las condiciones ideales, sin embargo sabemos que continuar aprendiendo aporta recursos personales, sociales y a la vez desarrolla en los educandos otras habilidades que le permitirán una mejor calidad de vida para enfrenta las eventualidades que se presentan en una sociedad que continuamente cambia.

2 comentarios:

  1. Me gusta como desarrollo un tema tan complejo en nuestro presente y lo vincula con los ideales que se planteaban en el pasado, en este caso los de Rousseau. Al igual que usted, difiero en el tema de la libertad para que los niños aprendan; ya de por si, es difícil definir la libertad, y con la situación que plantea hace que uno reflexione no solo en los limites y fines de la educación y si no de la vida.

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  2. El tema que propone Rousseau en su libro "El Emilio", lo pudo abordar y trasladar hasta los tiempos que estamos viviendo actualmente. La pandemía ha sido todo un reto para la humanidad, en todos los aspectos nos ha cambiado nuestra forma de actuar, de pensar y de sentir. Llevar la educación a distancia no ha estado separado de lo anterior, es aquí donde esta el mayor reto, buscar la manera para que lo que se enseña sea adecuado a las condiciones que se presentan y que sin duda cambiaran para siempre. Ya que la tecnología seguirá más fuerte que nunca y será una herramienta que se deberá fortalecer en el día a día del maestro, en su estrategia por llevar una enseñanza de calidad. Es a través de esta que se tendrá que llamar la "atención" de los alumnos a fin de que para ellos ir a la escuela y aprender sea menos complicada y de alguna forma sea significativa. Excelente aportación de su parte para este tema.

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